El Libro de los Cambios del I Ching: la Gran Sabiduría de la Antigua China
Cuando se habla del I Ching, o «Canon de los cambios», muchos piensan en primer lugar en un antiguo tratado para adivinar el futuro. Sin embargo, esta percepción, aunque tiene fundamentos históricos, simplifica considerablemente la verdadera grandeza de este libro. El I Ching no es el libro más antiguo, pero sin duda es el más venerado de la extensa biblioteca filosófica de China. Es mucho más que una simple recopilación de profecías; es una fuente fundamental de sabiduría que ha tenido una influencia colosal en toda la cultura espiritual de la antigua China.
Inicialmente, el I Ching servía realmente como sistema adivinatorio, que era «el fruto de siglos de experiencia acumulada observando la variabilidad del mundo». Sin embargo, con el paso del tiempo, el libro traspasó los límites de su función exclusivamente adivinatoria y se convirtió en un texto filosófico profundo. El gran Confucio, ya en su vejez, confesó que si le hubieran concedido cincuenta años más, los habría dedicado al estudio del «Canon de los cambios», lo que le habría permitido evitar muchos errores en la vida. Esto demuestra la enorme importancia que se le daba a este libro incluso por parte de tales luminarias del pensamiento.
El libro de los cambios

El «Libro de los cambios» ocupa el primer lugar entre los libros clásicos del confucianismo y en las reseñas bibliográficas de la literatura china. Su importancia en el desarrollo de la cultura espiritual de China es enorme. Ha influido en los ámbitos más diversos, incluyendo la filosofía, las matemáticas, la política, la estrategia, así como la teoría de la pintura y la música, y el arte en sí mismo. Desde la famosa escena de la pintura antigua «Los ocho caballos» hasta la inscripción mágica en una moneda amuleto o el adorno de un cenicero moderno, su influencia se puede ver en todas partes.
La idea central del I Ching es la idea de la mutabilidad del mundo. El proceso universal se entiende como una sucesión de situaciones que se producen a partir de la interacción y la lucha de las fuerzas fundamentales: Yang (luz, tensión) e Yin (oscuridad, flexibilidad). Estas fuerzas, su interacción y su lucha, dan lugar a todos los procesos mundiales y situaciones vitales. Las 64 hexagramas, compuestas por seis trazos (Yang o Yin), expresan simbólicamente estas situaciones y las etapas de su desarrollo. Así, el «I Ching» puede considerarse como una «epopeya de la interacción entre la luz y la oscuridad», una guía sabia en el camino hacia la perfección.
I Ching
A pesar de su profunda importancia, el «Libro de los cambios» siempre ha gozado de la fama de ser un texto oscuro y misterioso. Sus conceptos no se expresan en términos precisos, sino en imágenes y metáforas, lo que hace que su comprensión sea «casi insuperable» para el lector moderno. Sin embargo, esto es precisamente lo que exige al lector una atención activa y una profunda reflexión, permitiendo a cada uno «encontrar lo que más necesita en ese momento: pensamientos sabios sobre la armoniosa grandeza y la mutabilidad del mundo o consejos sobre cómo correlacionar correctamente sus acciones con el movimiento de las fuerzas mundiales».
Así, el I Ching no es solo un conjunto de fórmulas adivinatorias, sino una fuente universal de sabiduría, un tratado filosófico sobre el movimiento de las fuerzas fundamentales del universo y una guía para aquellos que buscan la armonía con la realización mundial.
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